miércoles, 24 de febrero de 2010



“El campo de olivos

se abre y se cierra

como un abanico.

Sobre el olivar

hay un cielo hundido

y una llama obscura

de luceros fríos”

Federico García Lorca

domingo, 21 de febrero de 2010

“Tengo esa sensación del turista que ve acercarse el último día” Por Pedro Duque


El día de hoy es el último que paso completo en la estación. Sigue habiendo
mucho que hacer, pero ya el énfasis se centra más en terminar todo y
empaquetar correctamente los
resultados de los experimentos.
Aún hay una buena cantidad de
experimentos que aprovechan
hasta la última hora del vuelo para
operar, exprimen las horas de
ingravidez para el estudio de
líquidos o materiales. Otros han de
mantenerse congelados o a
temperatura controlada hasta
inmediatamente antes del
aterrizaje para luego no perder los
resultados durante las horas que
estarán en la cápsula, puesto que
ahí no tenemos ni refrigeradores ni
calentadores para ellos, y se
mantienen en termos.
El ambiente en la nave ha cambiado. La tripulación saliente ya tiene la
mente más en la tierra y han pasado el relevo a la tripulación nueva de forma
completa. Ahora algunas pequeñas cosas ya han cambiado, aunque los
nuevos aún tardarán un tiempo, me imagino, en ponerlo todo a su gusto. Hoy
me ha llamado la atención también que los nuevos tripulantes quieren saber
dónde he dejado todo para continuar trabajando en ello o guardarlo donde a
ellos les parezca.
La sensación del que se marcha después de muchos, muchísimos días aquí no
la puedo conocer de primera mano, pero me imagino que ya están listos para
volver y tienen ganas de encontrarse con su familia. Ellos dicen que han
pasado unos meses agradables en la estación y que no se arrepienten de
haber venido, pero puedo imaginarme que cuando lleguen a la tierra será
mucho más la felicidad que la nostalgia.
Sólo he conocido un compañero que, el mismo día del aterrizaje, al pie del
avión que lo traía de la estepa, me dijo "lo echo de menos, en la estación
estaba yo mejor". Ese fue Valeri Poliakof en 1995, premio Príncipe de
Asturias, después de la estancia más larga hasta el momento de un astronauta
en el espacio: catorce meses. No sé qué pensará Valeri ahora, no se me ha
ocurrido preguntárselo, quizás me diga que fue un pronto y luego se lo pensó