Había una vez una ciudad llamada Villalila. Los niños, cada día miraban por si había nevado. Pero nunca veían nieve. Un día, el sol llamó a la nieve.
- Nieve, ven.
La nieve fue corriendo. Cuando llegó, le dijo al sol:
- ¿Qué quieres, amigo?
- Quiero que hagamos un trato.
- ¿Qué clase de trato? - dijo la nieve-.
- Pues que salgas tú mañana y yo al día siguiente.
- No me gusta el trato –dijo la nieve-.
- Entonces, sal tú una semana y después salgo yo otra.
- Tampoco me gusta, pero tengo otra idea.
- ¿Cuál? –dijo el sol-.
- Que yo salga una semana hasta que los niños se cansen de nieve, de muñecos de nieve, de guerras de nieve y todo eso. Saldrás cuando se cansen de mi y descongelarás la nieve y dejarás todo como estaba al principio.
El sol contestó:
- Vale, trato hecho. Pero ¿quién sale primero?.
- Yo, dijo la nieve. Y así fue como se hizo.
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